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8el profeta muhammad en la biblia(Francia) bajo la presidencia del cardenal Adolphe Perraud. Esta fue, por supuesto, una invitación oficial. El discurso pronunciado por el padre Benjamin se publicó ese mismo año en sus anales, llamados Le Pellerin. En él, el arcipreste (tal era su título oficial) criticó el sistema educativo católico de los nestorianos, augurando la inminente aparición de los sacerdotes rusos en Urmía.En 1898, el padre Benjamin volvió a Persia. En su pueblo natal, Digala, que estaba a una milla de la ciudad, abrió una escuela gratuita. Al año siguiente, fue enviado por las autoridades eclesiásticas a hacerse cargo de la diócesis de Salmas, donde había surgido un intenso y escandaloso conflicto entre el arzobispo caldeo Judabash y los padres lazaristas, amenazando con un cisma. El día de Año Nuevo de 1900, el padre Benjamin pronunció su último y memorable sermón ante una gran congregación, incluidos muchos armenios no católicos, en la catedral de San Jorovabad, en Salmas. En el sermón, que llevaba por título «Nuevo siglo y nuevos hombres», recordó los hechos de los misioneros nestorianos antes de la aparición del islam, destacando que habían predicado el Evangelio en toda Asia, abriendo numerosos establecimientos en la India (sobre todo en la costa Malabar), Tartaria, China y Mongolia, y que habían traducido el Evangelio al turco uigur y a otros idiomas. Hizo hincapié, asimismo, en el hecho de que las misiones católicas, americanas y anglicanas, aunque habían supuesto cierto bien para la nación asirio-caldea en el ámbito de la educación primaria, fragmentaron la nación, ya dispersa entre Persia, Kurdistán y Mesopotamia, en numerosas sectas hostiles, destinando sus esfuerzos a provocar su derrumbe final. Por consiguiente, aconsejó a los autóctonos a que hicieran algunos sacrificios para valerse por sí mismos, alzándose como hombres para no depender de las misiones extranjeras.En principio, el orador fue correcto pero su sermón incluía observaciones no muy favorables a los intereses de los misioneros. Esto hizo que el delegado apostólico monseñor Lesne, que siguió siendo amigo del pa-