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                                    128capítulo xEl islam es el Reino de Diossobre la tierraAl examinar la maravillosa visión del profeta Daniel (capítulo 7) vimos cómo Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) era escoltado por miríadas de seres celestiales y conducido a la gloriosa presencia del Eterno; cómo escuchó las palabras de honor y afección con las que jamás ninguna criatura había sido favorecida (2 Corintios 12); cómo fue coronado con la dignidad de sultán de los profetas y dotado de poder para destruir a la cuarta bestia y al cuerno blasfemo. Además, vimos cómo se le autorizó establecer y proclamar el Reino de Dios sobre la tierra; y cómo todo lo que el genio humano puede difícilmente imaginar en cuanto a honores acordados por el Altísimo a su querido siervo y más apreciado mensajero, podía atribuírsele solo a Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz). Hay que recordar que solo él aparece como una torre que sobresale de entre las demás y que la gran y noble obra que realizó constituye un monumento permanente a su honor y su grandeza. No se puede apreciar el valor y la importancia del islam como baluarte contra la idolatría y el politeísmo a menos que se reconozca sinceramente la absoluta Unicidad de Allah. Cuando somos totalmente conscientes de que Allah es el mismo Dios que conocieron Adán y Abraham, al que adoraron Moisés y Jesús, entonces no tendremos dificultad en aceptar el islam como la única religión verdadera y a Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) como el príncipe de todos los profetas y siervos de 
                                
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