Page 28 - Demo
P. 28
27el profeta muhammad en el antiguo testamentoEvidentemente, estas visiones místicas de los sufíes no deben considerarse dogmas del islam y si penetráramos en lo más profundo de estas doctrinas ocultas, nos arriesgaríamos a ser llevados involuntariamente al panteísmo, que es destructivo para la religión práctica. Este razonamiento nos lleva a concluir que cada acto de Dios manifiesta una emanación divina como Su propia emanación y atributo particular, pero no es Su esencia o ser. Dios es el Creador porque creó al principio de los tiempos y siempre crea. Dios habló al principio de los tiempos a su manera, como habla siempre. Sin embargo, dado que Su creación no es eterna o una persona divina, Su Palabra no puede considerase eterna o una persona divina. Los cristianos dieron un paso más allá e hicieron del Creador un padre divino y de Su Palabra un hijo divino. Además, al haber infundido vida en Sus criaturas, fue denominado Espíritu divino, olvidando que, por lógica, no podía ser padre antes de la creación, ni hijo antes de hablar, ni tampoco Espíritu Santo antes de dar vida. Puedo concebir los atributos de Dios a través de sus obras en manifestaciones a posteriori, pero de Sus atributos eternos y a priori no puedo concebir nada, ni imaginar una inteligencia humana capaz de entender la naturaleza de un atributo eterno y su relación con la esencia de Dios. De hecho, Dios no nos ha revelado la naturaleza de Su esencia ni en las Sagradas Escrituras ni en el intelecto humano. Los atributos de Dios no deben considerarse entidades o personalidades divinas distintas y separadas; de lo contrario, no tendríamos una trinidad de personas en la divinidad, sino varias decenas de trinidades. Un atributo, mientras no emane efectivamente de su sujeto, no tiene ninguna existencia. No podemos calificar al sujeto con un atributo particular antes de que haya efectivamente derivado de él y pueda percibirse. Por eso, decimos «Dios es Bueno» cuando gozamos de Su bondad y acciones amables, pero no podemos describirle —propiamente hablando— como «Dios de bondad» porque la bondad no es Dios, sino Su obra y acción. Es