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                                    182el profeta muhammad en la bibliaen toda la literatura de las Escrituras sobre la resurrección de los cuerpos o sobre el fuego del Infierno. Los escritos talmúdicos están repletos de material escatológico muy similar al de los zoroastrianos pero sin ningún origen claro en los libros canónicos. El profeta del arrepentimiento y de las buenas nuevas no habla de la remota e indefinida ira que, ciertamente, espera a los incrédulos e impíos, sino de la aproximación de la catástrofe de la nación judía. Él amenazó con la ira de Allah que azotaría a este pueblo si persistía en sus pecados y en el rechazo de su misión y la de Jesús. La calamidad que iba a acaecer era la destrucción de Jerusalén y la dispersión final de Israel, que se produjo treinta años después durante la vida de muchos de sus oyentes. Tanto él como Jesús anunciaron la llegada del gran Mensajero de Allah a quien el patriarca Jacob había anunciado bajo el título de Shiloha, y que con su advenimiento todos los privilegios proféticos y reales, así como de autoridad, serían apartados de los judíos. Y esto fue, en efecto, lo que ocurrió al cabo de seis siglos, cuando los últimos bastiones del Hiyaz fueron sometidos y sus principados controlados por Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz). El creciente poder dominante de Roma en Siria y Palestina amenazaba la cuasi autonomía de los judíos, cuya emigración ya había empezado. Y fue precisamente por eso que el predicador exclamó: «¿Quién os ha enseñado a huir de la ira venidera?» (Mateo 3:7) Fueron advertidos y exhortados a producir buenos frutos y cosechas por medio del arrepentimiento y la creencia en los mensajeros de Dios, sobre todo en el Mensajero de Allah (Muhammad), que era el verdadero y último comandante poderoso. 4. Los judíos y los cristianos han acusado desde siempre a Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) de haber establecido la religión del islam por la fuerza, la coacción y la espada. Los musulmanes modernistas siempre han intentado refutar esta acusación. Ahora bien, eso no implica que Muhammad no haya esgrimido nunca la espada. La utilizó para preservar el nombre de Dios. Toda paciencia tiene su límite y todo favor 
                                
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