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                                    70el profeta muhammad en la bibliaadoran o le dan honores o atributos divinos. Aplastó y acabó con los últimos vestigios de los principados judíos de Qureihda y Jaibar, destruyendo todos sus castillos y sus fortificaciones.La segunda interpretación del tetragrama shilh, pronunciado shiloh es igualmente importante y a favor de Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz). Como se ha visto antes, la palabra significa ‘tranquilo’, ‘pacífico’, ‘digno de confianza’, ‘calmo’, etc. La forma aramea de la palabra es shilya, y deriva de la misma raíz shala o shla. Este verbo no se usa en árabe.Es bien sabido en la historia del Profeta de Arabia (al que Allah bendiga y dé paz) que antes de ser llamado a la profecía, era extremadamente quieto, pacífico, digno de confianza y que tenía un carácter contemplativo y atractivo. Por eso, la gente de La Meca le llamaba Muhammad Al-Amin (al que Allah bendiga y dé paz). Cuando los mecanos dieron el título de «Al-Amin» a Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) no tenían ni remota idea de Shiloh; sin embargo, la ignorancia de los árabes idólatras fue empleada por Dios para confundir a los judíos incrédulos, que tenían escrituras y conocían su contenido. El verbo árabe amana, como el hebreo aman, es decir, ser ‘firme’, ‘constante’, ‘seguro’ y, por ende, ‘ser tranquilo, fiel y digno de confianza’, muestra que Al-Amin es precisamente el equivalente de Shiloh y expresa todos sus significados. Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz), antes de que le llamara Dios para predicar la religión del islam y abolir la idolatría, cosa que logró con éxito, era el hombre más tranquilo y veraz de La Meca. No era ni guerrero ni legislador. Pero fue después de asumir la misión profética cuando se convirtió en el orador más elocuente y en el árabe más valiente. Luchó, espada en la mano, contra los infieles, no por su propio interés personal, sino por la gloria de Allah y por la causa de Su religión, el Islam. Dios le mostró las llaves de los tesoros de la tierra, pero no los aceptó, y cuando falleció era prácticamente un hombre pobre. Ningún otro siervo de Allah, ya fuera rey o profeta, ha prestado tan admirable y magnífico 
                                
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