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112el profeta muhammad en la bibliatodo peligro. La frase hebrea u pinna derekh quiere decir que el mensajero hará correcta y clara la adoración o religión. El verbo darakh, de la misma raíz que el árabe daraka, significa ‘andar’, ‘alcanzar’ e ‘incluir’; y el sustantivo derekh significa ‘senda’, ‘camino’, ‘paso’ y, metafóricamente, ‘adoración’ y ‘religión’. A lo largo de los Salmos y los escritos de los profetas, se emplea en este sentido espiritual. Indudablemente, este sublime mensajero de Dios no iba a venir para reparar o reformar un camino y una religión para beneficio de un puñado de judíos, sino para establecer una religión universal e inalterable para todos los humanos. Aunque la religión judía inculca la existencia de un solo verdadero Dios, no obstante, su concepción de El como una deidad nacional de Israel, su sacerdocio, sus sacrificios rituales y ceremonias, la inexistencia de artículos positivos de creencia en la inmortalidad del alma, la resurrección de los muertos, el juicio final, la vida eterna en el Paraíso o en el Infierno, y otros muchos puntos deficientes, la hacen absolutamente inconveniente e insuficiente para pueblos con diferentes lenguas, razas, climas, temperamentos y hábitos. En cuanto al cristianismo, sus siete sacramentos sin sentido, su creencia en el pecado original, la encarnación de un dios desconocido en las literaturas y mitologías anteriores, una trinidad de dioses individuales y, finalmente, el hecho de que no posee una línea in scripto de su supuesto fundador, Jesús, no ha hecho ningún bien a la humanidad. Por el contrario, ha provocado divisiones y sectas imbuidas con amargos sentimientos de odio y rencor entre sí. El mensajero fue encargado, pues, de abrogar ambas religiones y restaurar la antigua religión de Abraham e Ismael (que la paz sea con ambos) y los demás profetas, con nuevos preceptos para toda la humanidad. Iba a ser el camino más corto para «llegar» a Dios, la religión más simple para adorarle y la fe más segura para permanecer pura y sin adulteraciones debidas a la superstición y a dogmas sin sentido. El mensajero tenía como cometido preparar un camino y una religión que condujera a quie-