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110el profeta muhammad en la bibliaciación o predicción del Antiguo Testamento respecto de casi todos los sucesos de la vida de Jesús. San Mateo se preocupa muy poco de no incurrir en contradicciones y no es escrupuloso en las citas tomadas de las escrituras hebreas. No cabe duda de que no está versado en la literatura de su propio idioma. He tenido ocasión de abordar en uno de los capítulos anteriores uno de sus deslices en relación al asno sobre el que montó Jesús. Este es un serio punto que concierne directamente a la autenticidad y validez de los Evangelios. ¿Es posible que el propio Mateo hubiese ignorado el verdadero carácter de la profecía de Malaquías y que, sin saberlo, hubiera atribuido a su maestro una cita errónea que pondría en entredicho su condición de profeta inspirado por Dios? Entonces ¿qué deberíamos pensar del autor del segundo Evangelio —San Marcos—, quien atribuye el pasaje de Malaquías a Isaías (Marcos 1:2)? Mateo (11:1-15) relata, seguido o copiado también por Lucas (7:18-28), que Jesús (que la paz sea con él) declaró ante la multitud que Juan Bautista era «más que un profeta», que en referencia a él estaba escrito: «He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el que preparará tu camino delante de ti» (Lucas 7:27) y que «entre los nacidos de mujer, no hay mayor profeta que Juan Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él» (Lucas 7:28). La corrupción del texto de Malaquías es clara y premeditada. El texto original nos dice que Yahweh Sabaoth, es decir, «Jehová de los ejércitos» es quien habla y los creyentes son el pueblo al que se dirige, como puede verse claramente en las palabras «a quien vosotros buscáis… a quien vosotros deseáis». Dice Dios: «He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el que preparará tu camino delante de ti» (Lucas 7:27). Pero los Evangelios han interpolado el texto suprimiendo el pronombre personal de la primera persona del singular e insertando en su lugar «delante de ti» (o «delante de tu faz», como en hebreo) dos veces. Se cree, en general, que Mateo escribió su Evangelio en el hebreo o arameo vernáculo de entonces a fin de demostrar a los judíos que Dios, diri-