Page 150 - Demo
P. 150


                                    149los ángeles anuncian el islam y a un profeta llamado «ahmad»y mediante otras prácticas individuales o colectivas, creyéndose entonces llenos del Espíritu Santo y en paz. Pero le aseguro al lector que todos estos cristianos «penitentes» que, a través de su devoción real o artificial, pretenden haber obtenido «paz» y poseído «buena voluntad» hacia sus vecinos, en lugar de volverse dóciles, humildes y pacíficos como el maestro al que supuestamente siguen, se vuelven extremadamente fanáticos e intolerantes. Ya sea ortodoxo o heterodoxo, cuando un cristiano sale de la iglesia en la que ha compartido «la comunión del Señor», lo que ellos llaman «el sacramento de la eucaristía41», se vuelven tan hipócritamente fanáticos y antisociales que prefieren encontrarse con un perro antes que con un musulmán o un judío porque estos no creen en la Trinidad y en la «cena del Señor». Lo sé porque yo solía albergar esos mismos sentimientos cuando era cura católico. Cuanto más pensaba en mi yo espiritual, sagrado y libre de pecado, más odiaba a los herejes, especialmente a aquellos que no creían en la Trinidad. Cuando los cristianos, en especial los curas y pastores, se vuelven fervientes y celosos en sus devociones y prácticas particulares, se vuelven también excesivamente excitados, furiosos y ofensivos hacia sus oponentes religiosos. Muéstrenme un solo católico, cismático o santo herético tras el Concilio de Nicea, que no haya sido un tirano ya sea en sus escritos, en sus predicaciones o en sus acciones contra quienes consideraba herejes. La Inquisición romana es un testimonio vivo del cumplimiento de este himno angélico de «en la tierra paz y buena voluntad para con los hombres» (Lucas 2:14). Está claro que la verdadera paz no puede alcanzarse por medios artificiales. Hay solamente tres medios para lograr la paz verdadera y perfecta, a saber: una firme creencia en la absoluta Unicidad de Allah (Dios); 41 Olvidé mencionar más arriba que, según la versión antigua de la Peshitta, San Lucas no contiene los versículos 17-19 del capítulo 22; ni tampoco las llamadas «palabras esenciales» que contiene la liturgia de los nestorianos. [Nota del autor]
                                
   144   145   146   147   148   149   150   151   152   153   154