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165juan el bautista anuncia a un poderoso profetajudíos penitentes eran bautizados por él en las aguas del Jordán. Reprochó a los fariseos y sacerdotes cultivados pero fanáticos y amenazó a los versados pero racionalistas saduceos con la llegada de la venganza. Declaró que les bautizaba con agua solo como muestra de purificación del corazón mediante la penitencia. Anunció que tras él venía otro profeta que les bautizaría con el Espíritu Santo y el fuego; que juntaría todo el trigo en el granero y que quemaría la paja con un fuego que nunca se apagaría. Declaró, asimismo, que quien iba a venir tendría un poder y dignidad tales que él confesó sentirse inepto o indigno de inclinarse a desatarle las cuerdas del calzado. Fue con ocasión de uno de estos grandes oficios bautismales de Yahia (Juan el Bautista) que Jesús de Nazaret también entró en el agua del Jordán y fue bautizado por el profeta como los demás. Marcos (1:9) y Lucas (3:21), que relatan este bautismo de Jesús por parte de Juan, no están al corriente de la observación hecha por Juan sobre este punto, como se menciona en Mateo (3:14-17), donde se narra que Juan el Bautista le dijo a Jesús: «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Pero Jesús le dijo: «Permítelo ahora, porque así nos conviene cumplir toda justicia». Entonces, se lo permitió. Los sinópticos afirman que, mientras salía del agua, el espíritu de la profecía descendió como paloma y se posó sobre él, y he aquí que se oyó una voz de los cielos diciendo: «Este es Mi hijo amado, en quien me complazco». El cuarto Evangelio no dice nada acerca del bautismo de Jesús (que la paz sea con él), pero sí nos dice que el Bautista exclamó al verle: «¡He aquí el cordero de Dios!» (Juan 1:29). Este Evangelio pretende que Andrés era discípulo del Bautista y que, tras abandonar a su maestro llevó a su hermano Simón ante Jesús (que la paz sea con él), un relato que contradice flagrantemente al de otros evangelistas (Mateo 4:18-19; Marcos 1:16-18). En el de San Lucas, la historia es totalmente diferente: aquí Jesús conoce a Simón Pedro antes de ser discípulo (Lucas 4: 38-39); y las circunstan-