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                                    168el profeta muhammad en la bibliaque Elías viene antes que «el profeta» (Malaquías 4:5-6); Jesús dice: «Juan es Elías»; Juan dice: «Yo no soy aquel Elías que había de restaurar todas las cosas». ¡Y es la propia escritura sagrada de los cristianos la que hace estas declaraciones afirmativas y negativas!Es absolutamente imposible llegar a la verdad, a la verdadera religión, a través de estos Evangelios, a menos que se lean y se examinen desde un punto de vista islámico y unitario. Solamente entonces podrá extraerse la verdad de la falsedad, así como distinguirse lo auténtico de lo espurio. El espíritu y la fe del islam son los únicos que pueden depurar la Biblia, eliminando la paja y el error de sus páginas. Antes de seguir adelante para mostrar que el profeta anunciado por Juan el Bautista no podía ser otro que Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz), he de llamar la seria atención de mis lectores hacia uno o dos puntos importantes. En primer lugar, hay que señalar que los musulmanes profesan la mayor reverencia y veneración hacia todos los profetas y en especial hacia aquellos cuyos nombres se mencionan en el Corán, como Yahia (Juan) e Isa (Jesús). Y creen también que los apóstoles o discípulos de Jesús eran hombres santos inspirados por Allah. No obstante, al no disponer de sus escrituras auténticas e inalteradas, no podemos, consecuentemente, imaginar en ningún momento que estos dos grandes siervos de Allah pudieran haberse contradicho uno al otro. Otra cuestión importante que debe destacarse es el muy significativo silencio del Evangelio de Bernabé acerca de Juan el Bautista. Este evangelio, que nunca menciona el nombre de Yahia (Juan), anuncia su profecía acerca del «profeta más poderoso» en boca de Jesús. Allí, Jesús, mientras dice que el espíritu de Muhammad fue creado antes que el de los demás profetas, afirma que será tan glorioso que cuando venga, él (Jesús) no se consideraría digno de arrodillarse para desatarle las cuerdas del calzado.El gran «pregonero» del desierto, en el curso de sus sermones ante las multitudes, solía clamar diciendo: «Yo la verdad os bautizo en agua para 
                                
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