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                                    237¿quién es el «hijo del hombre»?cios y conocimientos perniciosos. Entonces, el vicio y el mal aumentan hasta tal extremo que el Todopoderoso les castiga a todos con el diluvio. También relata sus dos viajes [los del autor] a los cielos y a lo largo de la tierra, con la guía de ángeles buenos, así como los misterios y maravillas que allí vio. En la segunda parte, que es una descripción del «Reino de Paz», el «Hijo de Hombre» sorprende a los reyes en medio de su voluptuosa vida y los envía al Infierno (Enoc 46:4-8). Ahora bien, este segundo libro no es del autor y seguramente haya sido muy corrompido por manos cristianas. El tercer libro contiene algunas nociones astronómicas y físicas realmente curiosas. La cuarta parte presenta una visión apocalíptica de la humanidad desde sus inicios hasta los días del islam, que el autor denomina «tiempos mesiánicos», en dos parábolas o alegorías simbólicas. Un loro blanco sale de la tierra. Después se le une una vaca blanca y dan nacimiento a dos crías: una negra y otra roja. El toro negro golpea y expulsa al rojo. Luego se une a una vaca y nacen varias crías de color negro, hasta que la madre abandona al toro negro en búsqueda del rojo. Y como no lo encuentra, chilla y berrea hasta que aparece un toro rojo y empiezan a propagar su especie. Por supuesto, esta parábola transparente simboliza a Adán, Eva, Caín, Abel, Set, etc., hasta llegar a Jacob, cuya descendencia es representada como un «rebaño de ovejas» —como el pueblo elegido de Israel— pero la descendencia de su hermano Esaú, es decir, los edomitas, es descrita como una manada de jabalíes. En esta segunda parábola, el rebaño de ovejas es frecuentemente hostigado, atacado, dispersado y descuartizado por las bestias y las aves de rapiña hasta que llegamos a los denominados «tiempos mesiánicos», cuando nuevamente el rebaño de ovejas es ferozmente atacado por cuervos y otros animales carnívoros pero un galante «carnero» resiste con gran coraje y valor. Es entonces cuando el «Hijo de Hombre», el verdadero dueño o amo del rebaño, aparece para salvarlo. 
                                
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