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243¿quién es el «hijo del hombre»?ii) Se relata que Jesús (que la paz sea con él) declaró que el Hijo del Hombre apartará las ovejas de los cabritos (Mateo 25:32). Las «ovejas» simbolizan a los israelitas creyentes que entrarán en el Reino, pero los «cabritos» aluden a los incrédulos judíos que se han unido a los enemigos de la verdadera religión y que, en consecuencia, han sido condenados a la perdición. Esto fue prácticamente lo que el Apocalipsis de Enoc predijo acerca del Hijo del Hombre. Jesús simplemente confirmó la revelación de Enoc dándole un carácter divino. Él mismo fue enviado a exhortar a las ovejas de Israel (Mateo 15:24) a que permanecieran fieles a Dios y esperaran pacientemente el advenimiento del Hijo del Hombre, que venía a salvarles de sus enemigos para siempre; pero él no era ese Hijo del Hombre y no tenía nada que ver con la política ni con las «ovejas» y los «cabritos» que le habían rechazado y desdeñado por igual, excepto por unos pocos que creyeron en él y le quisieron. iii) Se afirma que el Hijo del Hombre es «el Señor del día del sabbat», esto es, que tiene el poder de abrogar la ley que lo santificó como día de descanso del trabajo. Jesús (que la paz sea con él) fue un estricto observador del sabbat, día en el que acostumbraba atender los servicios del templo o de la sinagoga. Ordenó, expresamente, a sus seguidores rezar para que el colapso y la destrucción de Jerusalén no ocurrieran el día del Sabbat. ¿Cómo podía pretender entonces Jesús ser el Hijo del Hombre, el Señor del día del sabbat, si estaba obligado a observarlo y conservarlo como todo judío? ¿Cómo podía aventurarse a reclamar ese magnífico título y luego predecir la destrucción del templo y de la ciudad capital? Estos y otros ejemplos muestran que Jesús (que la paz sea con él) nunca pudo apropiarse del sobrenombre Bar Nasha, aunque se lo atribuyera al último profeta poderoso, el que salvó realmente las «ovejas», es decir,