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248el profeta muhammad en la bibliaabstemio y sincero. Según la cita anterior, Jesús admitió que su conducta había escandalizado a los líderes religiosos del pueblo. Es cierto que los funcionarios de la hacienda llamados «publicanos» eran odiados por los judíos simplemente por su oficio. Se nos dice que solamente dos «publicanos», Mateo y Zaqueo (Mateo 9:9; Lucas 19:1-11), una «ramera» (Juan 4) y una mujer «poseída», María Magdalena (Lucas 8:2), fueron convertidos por Jesús; pero que el clero y los hombres de ley fueron etiquetados con maldiciones y anatemas (Mateo 13). Todo eso parece raro e increíble. La idea o pensamiento de que un santo profeta tan casto y sin pecados como Jesús adorara el vino y convirtiera tinajas de agua en vino embriagante para encantar a una gran cantidad de invitados ya bebidos en las bodas de Caná de Galilea (Juan 2) es prácticamente mostrarlo como un impostor y un mago. ¡Pensemos en un milagro hecho por un taumaturgo ante una multitud de bebedores! Describir a Jesús como un bebedor goloso y amigo de lo impío pero luego darle el título del «Hijo del Hombre» es negar la religión y todas las revelaciones judías.Nuevamente, se relata que Jesús dijo: «el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido» (Mateo 13:11; Lucas 9:56, 19:10; etc.). Por supuesto, los comentaristas interpretan este pasaje en un sentido únicamente espiritual. Ahora bien, es misión y oficio de todo profeta y predicador de la religión el llamar a los pecadores a arrepentirse de sus injusticias y maldades. Admitimos que Jesús (que la paz sea con él) fue ciertamente enviado a las «ovejas perdidas de Israel» para reformarles y convertirles de sus pecados, y en especial para instruirles acerca del «Hijo del Hombre», que iba a venir con el poder y la salvación para restaurar lo perdido, así como para reconstruir lo que estaba en ruinas; y no a conquistar y destruir a los enemigos de los auténticos creyentes. Jesús no podía asumir el apocalíptico título de Bar Nasha y, luego, ser incapaz de salvar a su pueblo, con la excepción de Zaqueo, una mujer samaritana y