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                                    75el profeta muhammad y el emperador constantinoMillones de seres celestiales le sirven y decenas de miles están de pie frente a él. El tribunal de justicia celebra su sesión extraordinaria y los libros se abren. El cuerpo de la bestia es calcinado con fuego, pero el cuerno blasfemo es dejado con vida hasta que el Bar Nasha, es decir, el Hijo del Hombre, es llevado por encima de las nubes y presentado ante el Eterno, del que recibe poder, honor y dominio para siempre. El estupefacto profeta se acerca a uno de los presentes y le ruega que le explique el sentido de esta maravillosa visión. El ángel bueno le da la interpretación de la misma de modo que todo el misterio encerrado en el lenguaje figurativo o alegórico sale a la luz. Siendo príncipe de la familia real, Daniel fue llevado, junto a otros tres jóvenes judíos, al palacio del rey de Babilonia, donde fue instruido en todos los conocimientos de los caldeos. Vivió allí hasta la conquista persa y la caída del Imperio babilónico. Daniel profetizó bajo Nabucodonosor, así como bajo Darío (rey de Persia). Los críticos bíblicos no atribuyen la autoría total del libro a Daniel, quien vivió y murió al menos un par de siglos antes de la conquista griega a la que él se refiere con el nombre de Jonia. Los primeros ocho capítulos —si no me equivoco— están escritos en caldeo y la parte final, en hebreo. Para nuestro propósito inmediato, la cuestión importante no es la fecha ni la autoría del libro, sino más bien el efectivo cumplimiento de la profecía, contenida en la Biblia de los Setenta, que se compuso alrededor del siglo III a.C. A tenor de la interpretación del ángel, cada una de las cuatro bestias representa a un imperio. El león con alas de águila simboliza al Imperio caldeo, que fue poderoso y rápido como un águila al lanzarse sobre el enemigo. El oso sosteniendo con sus dientes una costilla del cuerpo de cada uno de los tres continentes del hemisferio oriental, representa al Imperio aqueménida persa que extendió sus conquistas hasta el mar Adriático y Etiopía. La tercera bestia, por su naturaleza de leopardo, con salto ágil y fiereza, ejemplifica las marchas triunfantes de Constan-
                                
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