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198capítulo viEl Sibghat Allah o bautismo confuego y con el Espíritu SantoUno de los pocos fenómenos religiosos que no he sido capaz de explicar es este: ¿cómo es que los famosos sabeos, tan predominantes en la Península Arábiga y Mesopotamia, no abrazaron el cristianismo si real y abiertamente Juan el Bautista había declarado y presentado a Jesús como un profeta «más poderoso» que él mismo y como el Mesías cuyo calzado no era digno de desatar? Si, como había profetizado Juan, Jesús era el mensajero de Allah que venía a bautizar con el fuego y el Espíritu Santo a la muchedumbre que él había teñido en las aguas del Jordán y en otros lugares, ¿por qué Jesús no les bautizó inmediatamente con el fuego y el Espíritu, purgó de la idolatría todas las tierras prometidas por Allah (Dios) a la descendencia de Abraham y estableció el Reino de Dios por la fuerza y el fuego? Es inconcebible que los discípulos y los creyentes en la misión divina del Bautista no siguieran a Jesús si había sido presentado al público como su señor o superior en ese lugar. Los seguidores de Juan podrían haber sido excusados por su negativa a entrar en la Iglesia cristiana si Jesús hubiera venido, por ejemplo, un siglo más tarde; pero, afortunadamente, no fue tal el caso. Jesús y el Bautista eran contemporáneos y nacieron el mismo año. Ambos bautizaron con