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194el profeta muhammad en la bibliatorio de Judea y los habitantes de Jerusalén acudieron a él para ser bautizados en el Jordán mientras confesaban sus pecados. Esto equivale a afirmar que millones de judíos penitentes confesaron sus pecados, fueron bautizados por el profeta y, entonces, sus pecados fueron borrados por las aguas bautismales. Es generalmente admitido que el de Marcos es el más antiguo de los cuatro Evangelios. No todos los manuscritos griegos antiguos contienen los últimos doces versículos añadidos al capítulo 16 de este mismo evangelio (versos 9-20). Incluso en estos versículos suplementarios, la fórmula «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» no está inscrita. Jesús dice simplemente: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura, el que creyese y fuese bautizado será salvo, más el que no creyera será condenado» (Marcos 16:15-16).Es evidente que el bautismo de Jesús era igual que el de Juan y una continuación del mismo. Si el bautismo de Juan era un medio suficiente para la remisión de los pecados, entonces la aseveración de que «el cordero de Dios quita los pecados del mundo» (Juan 1:29) queda refutada. Si las aguas del Jordán eran suficientemente eficaces para sanar a Naamán de su lepra a través de la invocación del profeta Elíseo (2 Reyes 5) y redimir los pecados de multitudes mediante el profeta Juan, el derrame de sangre de un dios sería superfluo y, ciertamente, incompatible con la justicia divina. No hay duda de que, hasta la aparición del apóstol Pablo, los seguidores de Jesús practicaban el ritual bautismal de Juan el Bautista. Es importante señalar que Pablo era fariseo y miembro de una famosa secta judía —la de los saduceos—, a la que Juan y Jesús denunciaron como «generación de víboras» (Mateo 3:7; Lucas 3:7). Hay que advertir, igualmente, que el autor del quinto libro del Nuevo Testamento, llamado «Hechos de los apóstoles», era compañero de Pablo, y pretende mostrar que quienes fueron bautizados por Juan el Bautista no recibieron el Espíritu Santo y, por lo tanto, fueron rebautizados y llenados con el Espíritu Santo, no en