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230el profeta muhammad en la bibliapara establecer el Reino de Dios y convertirse en el primer príncipe y comandante en jefe bajo la supervisión del «Rey de los Reyes» y el «Señor de los Señores».c) El otro rasgo característico de las proezas del Periqlyte —es decir, Ahmad— es que reprenderá al mundo acerca de la justicia y de la rectitud (Juan 16:10-11). La interpretación de «acerca de la justicia, por cuanto voy al Padre» (Juan 16:10) puesta en boca de Jesús es oscura y ambigua. La vuelta de Jesús a Dios es una de las razones para la reprimenda al mundo por parte del Periqlyte. ¿Por qué? ¿Y quién reprendió al mundo así? Los judíos creían que habían crucificado y dado muerte a Jesús (que la paz sea con él) y no creían que hubiera sido resucitado y elevado al cielo. Fue Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) quien les reprimió y castigó duramente por su incredulidad. «Sino que Dios lo elevó a Sí. Dios es poderoso, sabio» (Corán 4: 158). La misma reprimenda recibieron los cristianos que creían, y aún siguen creyendo, que fue realmente crucificado y muerto en la cruz e imaginan que es Dios o el hijo de Dios. A esto responde el Corán: «Y por haber dicho: «Hemos dado muerte al Ungido, Jesús, hijo de María, el enviado de Dios», siendo así que no le mataron ni le crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente no le mataron» (Corán 4:157). Varios creyentes en Jesús de los comienzos de la cristiandad negaron que el propio Jesús hubiera sufrido en la cruz y sostuvieron que alguno de sus discípulos, Judas Iscariote u otro parecido a él, fue detenido y crucificado en su lugar. Los corintios, basilideanos, carpocracianos y muchos otros grupos compartieron este punto de vista. Ya he abordado exhaustivamente esta cuestión de la crucifixión en mi obra titulada Inyil wa Salib (‘El Evangelio y la cruz’), de la cual se publicó solo un volumen en Turquía poco antes de la I Guerra Mundial. Dedicaré un artículo a este tema. La justicia hecha por Ahmad a Jesús fue declarar con toda autoridad que él era Ruh Allah, el