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226el profeta muhammad en la bibliaga y dé paz) era verdaderamente un profeta y de que el Corán es realmente una revelación divina. La autoridad del Corán es decisiva y definitiva, puesto que el significado literal del nombre griego se corresponde, exacta e indiscutiblemente, con Ahmad y Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz).De hecho, parece que incluso el ángel Gabriel, o el Espíritu Santo, ha distinguido la forma positiva de la superlativa, significando precisamente la primera «Muhammad» y la segunda «Ahmad». Es maravilloso que este singular nombre, nunca antes dado a ninguna otra persona, estuviera milagrosamente reservado al más ilustre y alabado Mensajero de Allah. No tenemos constancia de que se haya dado a ningún griego el nombre de Periqleitos o Periqlytos, ni tampoco a ningún árabe el nombre de Ahmad. Es verdad que hubo un famoso ateniense llamado Periqleys, que significa, entre otras cosas, ‘ilustre’, pero no en grado superlativo. c) Queda perfectamente claro de la descripción del cuarto Evangelio que Periqlyte es una persona definida, un espíritu santo creado, que vendría y moraría en un cuerpo humano para realizar la prodigiosa tarea asignada por Dios y que ningún otro hombre, incluidos Moisés, Jesús o cualquier otro profeta, había realizado. Por supuesto, no negamos que los discípulos de Jesús (que la paz sea con él) recibieran el Espíritu de Dios, ni que los conversos a la fe de Jesús (que la paz sea con él) fueran santificados con el Espíritu Santo ni tampoco que hubiera numerosos cristianos unitarios que llevaron una santa y virtuosa vida. El día de Pentecostés —es decir, diez días después del ascenso de Jesús— el Espíritu de Dios descendió sobre los discípulos y otros creyentes, que en total eran ciento veinte personas, en forma de lenguas de fuego (Hechos 2); y este número, que había recibido el Espíritu Santo en forma de ciento veinte lenguas de fuego, ascendió a tres mil almas que fueron