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227periqlytos significa «ahmad»bautizadas pero no visitadas por las llamas de fuego. Ciertamente, un espíritu definido no puede dividirse en seis veintenas de individuos. Por Espíritu Santo podemos entender, no una personalidad concreta, sino el poder, la gracia, el don, la acción y la inspiración de Dios. Jesús (que la paz sea con él) prometió este don y poder celestial para santificar, iluminar, fortalecer e instruir a su rebaño; pero este Espíritu era muy diferente del Periqlytos, que fue el único que cumplió el gran trabajo que ni Jesús ni sus apóstoles fueron autorizados a cumplir, como veremos más adelante. d) Los primeros cristianos de los siglos I y II confiaron más en la tradición que en los escritos relativos a la nueva religión. Papías de Hierápolis y otros pertenecen a esta categoría. Incluso en vida de los apóstoles, varias sectas, pseudocristos, anticristos y falsos maestros pusieron en jaque a la Iglesia (1 Juan 2:18-26; Tesalonicenses 2:1-12; 2 Pedro 2, 3:1; Juan 7-13; 1 Timoteo 4:1-3; 2 Timoteo 3:1-13; etc.). Se aconsejó y exhortó a los «creyentes» a aferrarse y regirse por la tradición, es decir, por las enseñanzas orales de los apóstoles. Esas llamadas sectas «heréticas», como los gnósticos, los apolinaristas y los docetistas, entre otros, parecían no tener ninguna fe en las fábulas, leyendas y extravagantes posturas acerca del sacrificio y la redención de Jesús (que la paz sea con él), como figuran en muchos escritos fabulosos relatados por Lucas (1:1-4). Un hereje de una de las sectas —cuyo nombre no recuerdo— asumió el nombre de Periqleitos, pretendiendo ser el «más alabado» profeta anunciado por Jesús y tuvo muchos seguidores. Si hubiese habido un auténtico evangelio autorizado por Jesús o por sus apóstoles, no habrían existido muchas sectas, todas opuestas a los libros contenidos o no en el actual Nuevo Testamento. De todos modos, podemos inferir de la acción del pseudo periklytos que los primeros cristianos consideraban que el «Espíritu de Verdad» prometido era una persona y el último profeta de Dios. 3. No hay ni la más mínima duda de que por Periqlyto se entiende Muhammad, esto es, Ahmad. Los dos nombres, uno en griego y el otro