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255el «hijo del hombre» apocalíptico es el profeta muhammadpodemos entender estas escrituras corrompidas cuando nos adentramos, con la ayuda de la luz del Corán, en sus afirmaciones enigmáticas y contradictorias, y solamente entonces podemos depurarlas con el tamiz de la veracidad y discernir lo genuino de lo espurio. Cuando, por ejemplo, se habla de los sacerdotes en el templo que profanan continuamente el día de reposo (el sabbat), se cuenta que Jesús dijo: «Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí» (Mateo 12:6). Mantener el adverbio «aquí» no tiene ningún sentido, a menos que lo transformemos en «allí». Porque si Jesús (que la paz sea con él) o cualquier otro profeta antes de él hubiese tenido la audacia de declararse «mayor que el templo», habría sido inmediatamente linchado o lapidado por los judíos por blasfemo, salvo que pudiera demostrar ser el «Hijo del Hombre», investido con poder y grandeza, como de hecho lo fue el Mensajero de Allah. La abolición del sabbat por el príncipe de los profetas —Muhammad— está señalada en la sura del Corán llamada Al-Yumu’a o «El Viernes». Antes de Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz), los árabes llamaban al viernes al-‘aruba, lo mismo que a’rubta de la Peshitta siríaca, procedente del arameo arabh (‘puesta del sol’). Se llamaba así porque tras la puesta del viernes empezaba el sabbat. El motivo dado para el carácter sagrado del sabbat es que en ese día Dios «descansó» de su labor de la creación. En cambio, el motivo de la elección del viernes, como puede entenderse fácilmente, es de una naturaleza doble. Primero, porque en ese día se completó la gran labor de la creación o de la formación de todos los innumerables mundos, seres y cosas visibles e invisibles, planetas y microbios. Este fue el primer suceso que interrumpió la eternidad, cuando el tiempo, el espacio y la materia pasaron a existir; la conmemoración del aniversario y de la santidad de ese suceso prodigioso el día que tuvo lugar es justo, razonable e, incluso, necesario. El segundo motivo es que en ese día la oración y la adoración son realizadas conjuntamente por los fieles, de ahí su nombre yumu’a, es decir, «congregación» o