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266el profeta muhammad en la biblia«creyentes» sea devorado de nuevo por los romanos, los cristianos y los musulmanes hasta el presente. De hecho, las guerras de los macabeos y sus consecuencias no son tan trascendentales para la historia de la religión de Dios como para ser el final de su desarrollo. Nadie de los macabeos fue profeta, ni fundador del llamado «reino mesiánico» que los Evangelios denominan «reino de Dios». Además, semejante interpretación de la visión es inconsistente con los caracteres representados en el drama bajo los símbolos figurativos del dueño del rebaño con el cetro en mano, el carnero y el toro blanco. Y también con las grandes espadas entregadas a los pastores para matar o ahuyentar a los animales y aves impuras. Así pues, esta interpretación cristiana del Apocalipsis de Enoc no explica el transporte místico del Jerusalén terrestre a un territorio más hacia el sur, ni qué significado puede darse a la nueva Casa de Dios construida en el lugar de la antigua, más grande y más elevada que el primer edifico sagrado, a la cual se dirigen no solo las ovejas creyentes —los fieles judíos—, sino también los distintos pueblos paganos que han abrazado la religión del Hijo del Hombre que destruyó a los enemigos con su cetro o vara. Todos estos hechos y representaciones se aprecian y se describen en esta visión dramática. La cadena que une todos estos acontecimientos descritos en este lenguaje figurativo empieza con Adán y termina con la persona del Profeta de La Meca. Hay varios argumentos convincentes que validan esta afirmación.La división de las ovejas en dos grupos indica, por un lado, al pueblo de las Escrituras, ya sean judíos o cristianos, entre los cuales hay quienes creen en la Unicidad de Dios, y, por otro lado, a quienes hicieron a Jesús y al Espíritu Santo iguales y consustanciales con Dios. El vidente o profeta distingue a los creyentes de los apóstatas. Los Evangelios relatan que el día del Juicio Final (Mateo 25:32-47) las ovejas serán apartadas de los cabritos, lo cual indica el mismo punto de vista. En cuanto al carnero simbólico, podemos entenderlo como Arrio o algún líder unitario espiri-