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                                    265el «hijo del hombre» según los apocalipsis judíosEl Apocalipsis de Enoc69 pronostica la aparición del Hijo del Hombre en el momento en que el pequeño rebaño de ovejas, aunque vigorosamente defendido por un carnero, será ferozmente atacado por aves rapaces desde el cielo y por bestias carnívoras en la tierra. Entre los enemigos del pequeño rebaño, se aprecian otras cabras y ovejas perdidas. El dueño del rebaño, como buen pastor, aparece súbitamente y golpea la tierra con su vara o cetro. Entonces, la tierra abre su boca y se traga al enemigo atacante, acorrala y aleja de la pradera al resto de aves y animales perniciosos. Luego, se entrega una espada al rebaño como emblema de poder y arma de destrucción. Seguidamente, el rebaño ya no está encabezado por un carnero, sino por uno toro blanco con dos grandes cuernos negros. Esta visión parabólica es lo suficientemente transparente. Desde Jacob (que la paz sea con él) en adelante, «el pueblo elegido» es representado simbólicamente por un rebaño de ovejas. Los descendientes de Esaú son descritos como jabalíes. Otros pueblos y tribus paganos son representados en la visión, según sus respectivas características, como cuervos, águilas, buitres y diferentes bestias, todas sedientas por beber la sangre del rebaño o hambrientas por devorarlas. Prácticamente todos los estudiosos bíblicos están de acuerdo en que la visión indica el penoso período de los macabeos y su sangrienta lucha contra los ejércitos de Antíoco Epífanes hasta la muerte de Juan Hircano en el año 110 a. C. Este método de interpretación de la visión es totalmente erróneo y hace que el libro carezca de valor. Resulta escandaloso y chocante que un profeta o visionario relate la historia de la humanidad empezando por Adán bajo el símbolo de un toro blanco y terminando con Juan Hircano o su hermano Judas Macabeo como el último toro blanco, dejando que el rebaño de los 69 Lamento decir que los apocalipsis judíos son inaccesibles para mí. Las enciclopedias proporcionan solamente un compendio de cada libro, lo cual no satisface mi deseo de examinar exhaustivamente el texto. Sé que el arzobispo irlandés Laurence F. Renehan los tradujo al inglés pero, desafortunadamente, no están a mi alcance. [Nota del autor]. 
                                
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