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95el profeta muhammad es ‘el hijo del hombre’Pablo. Aunque el lenguaje nos da a entender que San Pablo es el hombre, él guarda este secreto como muestra de modestia y para no ser considerado un hombre orgulloso (2 Corintios 12:1-4). Si bien el Corán nos enseña que los apóstoles de Jesús fueron hombres santos e inspirados, sus escritos no son, empero, fiables porque las enfrentadas y litigantes iglesias los sometieron a varias interpolaciones. El Evangelio de San Bernabé afirma que San Pablo cayó posteriormente en un error y acabó desviando a muchos creyentes. Que San Pablo no revele la identidad de la persona a la que vio en su visión y que las palabras que oyó en el Paraíso son «palabras inefables que al hombre no le es dado expresar» (2 Corintios 12:3) demuestra que no fue San Pablo la persona elevada. Decir que Pablo, por razones de humildad y modestia, no se alaba a sí mismo es representarlo indebidamente. Él mismo se jacta, a modo de ejemplo, de haber reprendido a San Pedro en su cara y sus Epístolas están repletas de expresiones sobre sí mismo, lo cual confirma, más bien, la idea de que San Pablo ni era humilde ni era modesto. Además, sabemos por sus escritos a los gálatas y a los romanos que fue un judío con prejuicios contra Hagar y su hijo Ismael. La persona gloriosa que aparecía en su visión no podía ser sino la misma persona vista por Daniel. Fue a Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz) a quien vio, pero no se atrevió a comunicar las palabras que le dijo el Altísimo porque, por un lado, temía a los judíos y, por otro, iba a contradecirse a sí mismo por haberse glorificado tanto con la cruz y el crucificado. Estoy casi convencido de que a San Pablo se le permitió ver al Bar Nasha, al que había visto Daniel unos seis siglos atrás, pero «un mensajero de Satanás que le abofeteaba, para que no se enalteciera sobremanera» (2 Corintios 12:7) le prohibió revelar la verdad. Es reconocido por San Pablo que «un mensajero de Satanás», como le llama, le prohibió revelar el secreto de Muhammad (al que Allah bendiga y dé paz), a quien había