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212el profeta muhammad en la bibliaEl nuevo método fue, pues, descubierto y adoptado. Era una interpretación alegórica de cada ley, precepto y narración, considerando incluso que los nombres de grandes personajes encerraban una idea secreta que había que intentar sacar a la luz. Esta interpretación no tardó en ocupar el lugar de la Biblia y fue como un sobre conteniendo un sistema de filosofía religiosa. El hombre más prominente que personificó esta ciencia fue Filón, que nació en el seno de una rica familia judía de Alejandría en el año 25 a.C. Bien versado en la filosofía de Platón, escribió su obra alegórica en un estilo griego puro y armonioso. Creía que las doctrinas de la Revelación podían concordar con el más elevado conocimiento y sabiduría humanos. Lo que más preocupó su mente era la actuación de Dios con los seres terrenales. Siguiendo la teoría de las ideas de Platón, inventó una serie de ideas intermedias llamadas «emanaciones de la divinidad», que transformó en ángeles que unían a Dios con el mundo. La sustancia fundamental de estas ideas, el Logos (la Palabra), constituía la sabiduría suprema creada en el mundo y la más elevada expresión de la acción providencial.La escuela alejandrina siguió el triunfo del judaísmo sobre el paganismo. «Pero», como bien señala el gran rabino Paul Haguenauer en su interesante librito Manuel de Littérature Juive (p. 24): «de la misma surgirán, más tarde, sistemas perniciosos para el hebraísmo»; de hecho, sistemas nocivos no solo para los judíos, ¡sino también para los cristianos! El origen de la doctrina del Logos debe remontarse, por lo tanto, a la teología de Filón. Y el apóstol Juan —o el autor del cuarto evangelio, quienquiera que sea— solamente dogmatizó la teoría de las «ideas», que surgió primero del cerebro de oro de Platón. Como se ha señalado en el primer capítulo de esta parte, la palabra divina significa «la Palabra de Dios» y no «Dios, la Palabra». La palabra es un atributo de un ser racio-