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217el paráclito no es el espíritu santoNo sé exactamente cómo, si por intuición, inspiración o sueño, fui instruido y convencido de que el segundo nombre en la fórmula es una malograda corrupción del «Hijo del Hombre», es decir, el Bar Nasha de Daniel (capítulo 7) y, en consecuencia, Ahmad —el Periqlytos del Evangelio de San Juan—. En cuanto al «Espíritu Santo» en la fórmula, no es una persona o un espíritu individual, sino un agente, una fuerza, una energía de Dios con la que un hombre nace o se convierte a la religión y el conocimiento del Dios Uno. 2. ¿Qué dicen los primeros padres del cristianismo acerca del Espíritu Santo?a) Hermas (véase El pastor de Hermas, visiones 5, 6) entiende por «Espíritu Santo» el elemento divino en Jesús, es decir el hijo creado antes de todo lo demás. Sin entrar en discusiones inútiles o sin sentido sobre si Hermas confunde al Espíritu Santo con la Palabra o si es un elemento distinto que pertenece a Jesús, se admite que este último fue creado antes de todo lo demás —esto es, al principio— y que el Espíritu no es una persona a juicio de Hermas. b) Justino —llamado «el Mártir»— (100?-167? d.C.) y Teófilo de Antioquía (120?-180 d.C.) entienden por «Espíritu Santo» algunas veces una forma peculiar de manifestación de la Palabra y otras veces un atributo divino, pero nunca una persona divina. Hay que recordar que estos dos padres y escritores griegos del siglo II no tenían un conocimiento ni una creencia concretos acerca del Espíritu Santo de los trinitarios del siglo IV en adelante. c) Atenágoras (110-180) dice que el Espíritu Santo es una emanación de Dios que procede de Él y retorna a Él como los rayos solares (Depre-