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218el profeta muhammad en la bibliacatio pro Christiarus, ix, x). Ireneo (130?-202? d.C.) dice que el Espíritu Santo y el Hijo son dos sirvientes de Dios y que los ángeles se someten a ellos. La amplia diferencia entre las creencias y concepciones de estos dos primeros padres acerca del Espíritu Santo es tan obvia como para necesitar más comentarios. Es sorprendente que los dos sirvientes de Dios, según la declaración de una autoridad como Ireneo, fueran, dos siglos más tarde, elevados a la dignidad de Dios y proclamados dos personas divinas copartícipes del verdadero Dios por el que fueron creadas. d) El más ilustre e instruido de todos los padres y apologistas cristianos anteriores a Nicea fue Orígenes (185-254). El autor de la Hexapla atribuye personalidad al Espíritu Santo, pero lo considera una criatura del Hijo. La creación del Espíritu Santo por el Hijo ni siquiera puede ser al principio cuando la Palabra —o el Hijo— fue creada por Dios. La doctrina relativa a este Espíritu Santo no estaba lo suficientemente desarrollada en el año 325 y, por ende, no fue definida por el Concilio de Nicea. No fue hasta el año 553, en el segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla, que se declaró como tercera persona de la Trinidad, consustancial y coevo con el Padre y el Hijo. 3. El Paráclito no significa ni ‘consolador’ ni ‘defensor’En verdad, paráclito no es en absoluto una palabra clásica. La ortografía griega de la palabra es paraklytos a la que, en la literatura eclesiástica, se le ha dado el significado de ‘alguien llamado para ayudar, defender, interceder’ (Dictionnaire Grec-Français de R.C. Alexandre). No hace falta consultar a un experto en griego para saber que la palabra griega para expresar «confortador» o «consolador» no es paraklytos, sino paracalon. No dispongo de la versión griega de la Septuaginta, pero recuerdo perfectamente que la palabra hebrea para expresar «confortador» (mnahem)